La mañana de hoy lunes 29, se registró un incendio en el mercado Hidalgo de esta ciudad capital, afortunadamente con saldo blanco, pero con las alertas encendidas por el riesgo de un colapso de mayores dimensiones. Al parecer, por presunción de los expertos de Protección Civil, la causa fue un corto circuito y los daños no pasaron a mayores por la pronta reacción de algunos locatarios que activaron sus extintores en tanto llegaba personal de bomberos y de Protección Civil.
Así las cosas y a pesar del reporte de 3 locales afectados por el fuego, todo bien en el icónico edificio conmemorativo de los 100 años de la independencia de México, pero a pesar de la promesa de Samantha Smith de investigar las causas reales del incendio, surgen muchas inquietudes, dudas y temores sobre los estándares de seguridad del inmueble, que alberga a múltiples locales y puestos de vendimia diversa con altísimo grado de vulnerabilidad por los materiales que manejan como insumo de sus productos: telas, maderas, cartón y plásticos protectores.
Pensar en que un corto circuito detonara el incendio de esta mañana, es tanto como pensar en la necesidad de aclaraciones sobre las millonarias acciones de mantenimiento que municipio y estado emprendieron en el primer semestre de este año, pues resultaría absurdo creer que la renovación de cableado e instalaciones eléctricas no fueran sujeto del proyecto principal. Asimismo, este evento enciende no sólo las llamas de un fuego destructor, sino las alertas de un riesgo latente que la falta de mantenimiento integral del edificio pueda ocasionar.
Tras esta eventualidad, Samantha Smith no sólo debería investigar las causales del incendio de hoy, sino también los protocolos de actuación ante un posible siniestro, los mecanismos de atención a contingencias y el mapa de riesgos para establecer estrategias de prevención, contención y evacuación de la población usuaria. Hoy urge que el Municipio desarrolle todo un programa preventivo con atención focalizada en: detección y extinción de incendios, seguridad estructural, gestión de riesgos, capacitación y conciencia, inspección y auditorías, así como la implementación de tecnologías de seguridad para garantizar la integridad del histórico edificio.
Este llamado de alerta, le debe servir a nuestra flamante presidente municipal como la oportunidad para reducir significativamente el peligro potencial del inmueble centenario, protegiendo responsablemente con la implementación de un programa emergente la vida de usuarios y concesionarios. La negligencia administrativa y ejecutiva heredada, también es parte del enemigo oculto que acecha el buen desempeño de Samantha Smith. Al tiempo, que señales hay.