A pesar de que las autoridades han desestimado el impacto y grave riesgo de los atentados con coche bomba, en las ciudades de Jerécuaro y Acámbaro, todo parece indicar que la seguridad se está resquebrajando y la violencia que campea en el estado se intensifica de forma por demás alarmante.
Ante lo abrumador de los hechos donde la madrugada de este jueves fueron detonados 2 autos en las inmediaciones de dependencias policiales de los municipios referidos, las posturas institucionales de nuestra gobernadora, Libia Denisse García, y de la presidente de México, Claudia Sheimbaum, salieron a tranquilizar al estado y nación asegurando más presencia policial y militar para inhibir este tipo de actos violentos, así como a descalificar el hecho aduciendo amarillismo periodístico por las alertas de los medios que ya han denominado los acontecimientos como actos propios de terrorismo.
Ciertamente que todos debemos actuar con cautela para evitar sembrar pánico en la población, sin embargo tampoco se puede, ni se debe, cerrar los ojos y advertir de una situación que está escalando la generación de violencia y riesgos para la seguridad de la sociedad en su conjunto. Con este evento, tan similar a los utilizados por el terrorismo internacional, no es posible voltear hacia otro lado y hacer como que nada pasa, pues ya no sólo pelean y se matan entre bandas rivales, ya no es una simple disputa de plaza, con objetivos rivales específicos, ahora pareciera que los estrategas y la inteligencia criminal están dispuestos a llamar la atención y retar al gobierno mediante la exposición de la ciudadanía y esto claro que debe sacudir a las instancias gubernamentales para desplegar protocolos de protección y seguridad.
Desde luego que se puede dar vuelta a la página y hacer como que no pasa nada, como cuando ocurren masacres o siembra de muertos en zonas urbanas y rurales, pero ante la sofisticación de los métodos generadores de violencia, donde todos podemos ser una víctima colateral, justo es que Gobierno del Estado y Presidencia de México pasen de las reuniones de charla y café a la acción que preserve y sea garante de la seguridad ciudadana. No esperemos a que los asesores yihardistas suban más el tono y hagan explotar un artefacto de éstos en una plaza pública en pleno día. La pacificación del “Seguir haciendo historia” y del “Nuevo comienzo” ya debe arrancar operaciones, no sólo con más presencia militar y policial que de nada ha servido, sino con estrategia e inteligencia científica de los entes de seguridad del Estado. La firmeza y el carácter de nuestra joven dama de hierro está en los umbrales de su prueba de fuego, Dios le bendiga.