La infamia de un rectorado tenebroso
Hoy la Universidad de Guanajuato tiene su arranque de cursos agosto-diciembre con la Bienvenida Oficial y la celebración nada honrosa del Informe Anual 2022-2023, que presentará quien aún ostenta el cargo de Rector General Dr. Luis Felipe Guerrero Agripino y que la mantiene en el filo de la navaja y la deshonra por un infame manipuleo del proceso sucesorio y una muy posible vinculación a proceso penal, por el allanamiento que con sus huestes bárbaras realizó al periódico Correo, en la audiencia judicial que se efectuará este viernes 18.
Así, la ceremonia que pudiera ser de lucimiento supremo en lo administrativo, académico y político, se ve amenazada por el ambiente de un descompuesto, al extremo, proceso de designación de la Rectoría General de la UG. Hoy incluso la paz y armonía características de la colmena universitaria, podrían verse salpicadas por actitudes de violencia y confrontación de los grupos de campaña orquestados desde las entrañas, supuestamente, de la misma Comisión Especial en su afán de promocionar y beneficiar a la delfina de Guerrero Agripino, la Dra. Claudia Susana Gómez.
Indiscutiblemente que hoy los medios masivos de comunicación, los usuarios e informadores de las redes sociales y los ojos, incluidas cámaras y celulares, de la misma comunidad universitaria en su conjunto estarán puestos sobre la figura del rector y de todos los actores sujetos de imputabilidad penal por el allanamiento mencionado y por el juego perverso en su participación dentro de los órganos de control de la sucesión, no de la Susanización universitaria del rectorado.
El panal, heredero de las grandes batallas sociales y políticas que le dieron origen, podría ser escenario de la pena y vergüenza de los invitados especiales como el Gobernador, la Presidenta del STJ, la Presidenta del H. Congreso del Estado, el Procurador de los Derechos Humanos y la crema y nata de la política y burocracia estatal al ser testigos circunstanciales de las protestas y manifestaciones diversas que las inconformidades por la corrupción del proceso de la transmisión del poder ha ocasionado.
Finalmente, el acto en sí puede aprovecharse para desagraviar a nuestra Máxima Casa de Estudios y la memoria de los próceres desde doña Josefa Teresa de Busto y Moya, hasta el insigne Mtro. Juan Carlos Romero Hicks, que conquistó la consumación del sueño dorado universitario: la Autonomía, si el rector Agripino capitaliza el uso del pódium para dar cuenta de las observaciones de la PRODHEG, del Exhorto legislativo sobre transparentar el proceso de sucesión, los procesos disciplinares por faltas a la ética universitaria de quienes junto con él realizaron el agravio al periódico Correo ante la Comisión de Honor y Justicia Universitaria, así como el deslinde de la UG ante los riesgos de vinculación a proceso jurisdiccional de tantos funcionarios.
Hoy la Colmena merece ser dignificada por quienes protestaron honrarla y no ser víctima del desprestigio infame de la ambición y la soberbia de un rectorado tenebroso.