Xóchitl Gálvez es el factor sorpresa en la política mexicana en una contienda que ya se había vuelto predecible, introduce un elemento impredecible en una competencia donde la única duda era la identidad de la corcholata destapada por un hombre.
Ella irrumpe como otra botella pero auto destapadada por una mujer y así de forma disruptiva de forma desparpajada cambia las reglas del juego determinadas por López Obrador al cerrarle las puertas de Palacio Nacional AMLO le abrió las puertas a su candidatura presidencial y ella, Xóchitl ya no está pidiendo permiso para que la dejen entrar, piensa patear la portería acompañada de quien se sume pero su éxito dependerá de cuántas vallas tendrá que derribar para llegar hasta ahí y si podrá impulsar el voto suficiente para remontarlas.
A favor tiene su biografía, su trayectoria, su capacidad, para comunicar y confrontar por más que el oficialismo se esfuerce en distorsionarle de dónde viene y quién es, será muy difícil presentarla como la candidata de la oligarquía como panista privilegiada como florero foxista mientras Claudia Sheinbaum bailaba ballet y estudiaba en berkl, Xóchitl vendía gelatinas y luchaba por llegar a la UNAM, mientras Marcelo hacía grilla política, Xóchitl construía edificios inteligentes, mientras Adan Augusto coleccionaba relojes, ella portaba huipiles y mientras Andrés Manuel López Obrador daba instrucciones al PRD para votar en favor de la ley Televisa, Xóchitl manifestaba su oposición.
No ha sido una mujer sumisa, ni una política amaestrada ni una legisladora doblegada al contrario su insubordinaciones problemáticas para su propio partido en cuyas filas milita pero de cuyas posiciones se distancia y esa autonomía irritante es un arma de dos filos le ayuda ante el electorado cansado de las burocracias partidistas pero le perjudica porque tiene que convencerlas, le ayuda frente a los votantes que no quieren votar por un regreso al pasado pero le perjudica entre Marko Cortés y Alito Moreno que lo representan no la vieron venir y no es tan necesariamente convencidos de dejarla pasar, Xochitl es un fenómeno inesperado que de pronto los ha rebasado porque desafió al presidente y lo encaró porque se vistió de dinosaurio y porque no creció a la sombra de un hombre y se nota.
Se ríe del presidente pero también de sí misma comprende que para ser política hay que saber comunicar, hay que saber conectar, hay que saber emocionar, ningún candidato de la alianza opositora reúne esas características y eso explica por qué ella ha despegado.