Una vez concluido el proceso de registro de aspirantes al cargo de Rector General de la Universidad de Guanajuato, nuestra Universidad, los rectores de campus Teresita Rendón Huerta, Armando Gallegos Muñoz y Carlos Hidalgo, constituidos en el frente anti-Agripino, lanzaron de inmediato sendos misiles de advertencia contra el manipuleo y el dedazo institucional, al declarar que su principal interés es trabajar por la UG y que confían “plenamente” en que el proceso sucesorio será transparente, equitativo y sin “favoritismos”, como exhibiendo el espectro del sospechosismo universitario prevaleciente.
Sin embargo, otro de los aspirantes registrados, Ricardo Valdez González, fue más contundente al deslizar una denuncia sutil de enorme peso para el contexto político en el que se supone navega el ente universitario más importante del Estado, al declarar que en la UG se cobra derecho de piso por permitir trabajar en ésta. Terrible denuncia que puede prestarse a suspicacias sobre la existencia de corruptelas, actividades ilícitas y hasta criminales en caso de ser ciertas, tan terrible como que inmediatamente dio pie a que una periodista independiente advirtiera que tenía en su poder todo un caso documentado de venta de tesis en la escuela de Medicina, en contubernio además con el Hospital Regional. Peores cosas veremos conforme avancen las etapas del proceso.
Finalmente, el toque de política tipo corcholata lo puso la aspirante etiquetada como el alfil o delfín del actual rector, Claudia Susana Gómez López, pues en su registro hubo acarreados, porras y apoyo institucional de Comunicación Social en una cobertura por demás irregular y ventajosa. A manera de contraste aparece la aseveración de chicas universitarias denunciando la existencia de acoso, violencia física y emocional, por parte de un maestro de danza en Artes Escénicas, siendo que ella asume como bandera el fortalecimiento de la ventanilla UGénero, otra manchita a un tigre que ya parece pantera universitaria por la cantidad de casos de este flagelo en la UG.
A manera de contradicciones, atentados a la ética universitaria, faltas de respeto al lema de la UG que reza “La verdad os hará libres” y a los valores de legalidad, transparencia y honestidad que se supone son las banderas que enarbola por naturaleza y esencia la Universidad de Guanajuato, hoy parece que intereses oscuros y tendenciosos han contaminado el principal baluarte de la Autonomía Universitaria, pues se ha destapado la Caja de Pandora Universitaria.
Ya se ha registrado una serie de acciones nunca antes vistas en estos procesos electivos de líder universitario pues una mano negra mece a un periódico de tiraje estatal contra el status quo universitario; ya apareció el accionar porril encabezado por quien menos debiera hacerlo, su rector general; un grupo de rectores de campus levantan el hacha de guerra contra la imposición; otro aspirante denuncia actos que se podrían configurar como delictivos: cobro de piso y desvío de recursos económicos del presupuesto universitario; el H. Congreso del Estado ha pedido a la UG exhiba mecanismos de garantía de transparencia y oportunidad, cómo evaluarán perfiles y cómo se consultará a la comunidad universitaria.
Quizá bajo esta tesitura y expectativa pronto se filtre información o se presenten reclamos de corrupción, mal uso o robo de recursos públicos, desaparición de inmuebles conferidos al patrimonio universitario por intestados, venta de plazas, enriquecimiento ilícito o cosas peores que aparecerán cual males y desgracias subyacentes en los ámbitos universitarios. Parece que la mitología griega ha sido tocada por la mano del Rector General y la tapa de la cajita ha dejado salir a los fantasmas y demonios gestados en la privacidad y oscurantismo ilegal de un bien social educativo.
Alguien debería llamar a la cordura y la cautela institucional, pues está en riesgo nuestra Alma Mater, su esencia y misión educativa, su tranquilidad y compromiso con la cátedra, la investigación y la extensión a la sociedad. La UG no es de Agripino, ni del Consejo Universitario, ni de la ASPAUG o ASTAUG, la UG es de todos los guanajuatenses.
La saga continua y la nueva era universitaria habrá de ser esplendorosa y no de caos y desastre. ¡No a la politización perversa de nuestra Universidad!