Esta semana nos topamos con la noticia “no oficial”, ni confirmada por nadie, de que el presidente se había desvanecido en un evento en Yucatán y que lo habían traslado de urgencia a un hospital militar. Sin embargo y fieles a la costumbre de generar escenarios especulativos y aprovechar todo para tender cortinas de humo, la Presidencia de la República no ha emitido comunicado oficial ni precisado información en torno al estado de salud del presidente, de un simple y despreocupado problema por Covid-19 no pasan, pero López no aparece por ningún lado.
Preocupante a grado extremo es la carencia de información sobre el estado de salud del presidente, su ubicación física, el parte médico y hasta su existencia, por parte de las instancias oficiales. Asimismo, resulta inexplicable el ocultamiento de datos y la toma de acciones y medidas de eventos ya programados en el futuro próximo, como la Primera Reunión de Alto Nivel para la Integración Agroalimentaria a realizarse el 6 de mayo, para la que había tiempo en caso de un Covid como los que ha tenido en el pasado.
Incluso es sorprendente como a una reunión urgente de gobernadores morenistas en palacio, no haya estado presente ni en mensaje virtual, sabiendo de su egolatría y soberbia para ocupar espacios de lucimiento. Por igual raro el silencio y las actitudes desinteresadas del gabinete y su esposa que parecen seguir guiones para hacer creer que nada pasa, dando con ello lugar al surgimiento de múltiples especulaciones y versiones de todo tipo, incluidas las extremas o temerarias que anuncian un posible fallecimiento.
Este miércoles, obligados por la presión mediática y social, de palacio han difundido un video de un “supuesto” AMLO caminando y hablando de forma casi normal, como si ciertamente nada hubiera pasado, pero parece insuficiente para acallar las inquietudes y atizando más ciertas sospechas de que o fue grabado antes del desfallecimiento, como si esto fuera un sketch preparado o como si lo hubiera actuado un doble, práctica muy común de paranoia de personalidades de izquierda.
Ciertamente que hay situaciones que por su grado de importancia son propios de considerarse como asuntos de Seguridad Nacional, pero también cierto que la sociedad merece respeto y tiene derecho a conocer del tema por el impacto social y político que conlleva. El tendido de la especulación se debe a la falta de comunicados oficiales serios y a que sabiendo como es y actúa López Obrador no es su estilo abandonar espacios de brillantez mesiánica, salvo que todo esto no sea más que una más de las ya clásicas cortinas de humo que se adoptan cada que hay problemas.
Quizá mañana, algún mañana aparezca como si nada, y todo haya sido simple estrategia para distraer ante la guerra invocada contra Estados Unidos, pero mientras tanto, no nos queda más que preguntar, bueno ¿Y dónde está el presidente?